sábado, 15 de octubre de 2011

FELIZ DIA MAMA!!!


Mañana se festeja el día de la familia y también el día de Las Madres!!!!   Sí, “las madres”, en plural.  Porque no es verdad que madre haya una sola, habemos un montón, y todas bien diferentes, así como de diferentes son nuestros hijos. Incluso somos diferentes con un hijo o con el otro, y no por amarlos mas o menos; simplemente porque el amor no es igual, el vínculo no es igual, el momento en la vida en que aparecen, sus necesidades, sus deseos no son idénticos.  Y hay que amar mucho para poder reconocer la diferencia.
Pero hay veces en que la diferencia es más notable.  Y la vida nos pone en el camino un HIJO ESPECIAL.  Un hijo al cual hay que aprender a amar de un modo diferente, con paciencia, con tolerancia, e incluso con el dolor que nos atraviesa a cada paso. Y ese mismo dolor es el que nos hace crecer, y nos hace en consecuencia MAMAS ESPECIALES.  No voy a decir lo que ellas son, porque ya lo he hecho en otra entrada en este blog, pero hoy, en vísperas del día de la madre, cada cosa es resignificada desde este día tan especial.
Todas  las mujeres que deseamos un hijo, necesariamente tenemos en nuestro imaginario un “hijo ideal”.  Al momento de conocer a ese, nuestro hijo, nos encontramos con el “hijo real”, y ahí empieza la tarea de acercar las distancias entre uno y otro, y es el AMOR  el que hace fácil la tarea; y así nos enamoramos de ese cachorro indefenso que depende absolutamente de mamá para subsistir.  Cuando la distancia se agranda, y el hijo real está muy lejos de ser el hijo ideal, simplemente porque nadie desea que su hijo sufra, esté enfermo, sea diferente, o como se dice, “no sea sanito”; la tarea se hace cuesta arriba, y el amor infinito no basta….
Hace falta el coraje, la fortaleza, la aceptación, el duelo por el “hijo ideal que se ha perdido”, la contención, y ahí sí, el amor aprehendido que de a poco nos va haciendo MAMAS ESPECIALES. 
La maternidad es un camino largo, que no tiene retorno, una mujer que es madre, es madre para siempre, y cada día aprende a serlo al lado de sus hijos.  Olivia y Bernardo me enseñan todos los días como ser mejor mamá para ellos.  Olivia necesita una mamá activa, que juegue con ella, que se disfrace para ella, que cante y baile para ella, que charlemos de cosas de chicas, pero también que la abrace fuerte cuando está y triste y no sabe lo que le pasa, que todavía le haga “upa” aunque me duela la cintura.
Bernardo necesita una mamá que lo mime, que lo “estimule”, que le tenga paciencia para enseñarle a comer, que lo “integre”, que lo proteja, que comprenda y acepte sus tiempos, tan especiales por cierto.
Pero los dos necesitan una sola cosa que atraviesa todo lo demás.  Los dos necesitan mi amor.  Y mi amor es infinito, incondicional como sólo el amor de madre puede serlo, sabiendo que nunca nuestros hijos nos amarán como nosotros a ellos.  Y no porque no nos amen, sino porque el amor de madres está reservado para nuestros hijos, y no amamos a nuestros padres como a nuestros hijos, del mismo modo que entonces  nuestros hijos amarán a los suyos.  El amor de madre es diferente a todo lo conocido, es único, es intransferible, es infinito.
Un  deseo, que todas las mamás mañana pasen un día lleno de amor, felicidad y mucha paz junto a sus hijos si los tienen, o a su recuerdo si ya no.
Otro deseo, que todos los hijos cuenten con el amor infinito de su mamá.
A Olivia y Bernardo, infinitas gracias por ser mi gran tesoro y enseñarme cada día la mejor tarea del mundo.
Felicidades.